Además de brindar la posibilidad de comunicarnos, el dibujo a mano alzada, nos permite aprender a ver.
Aprender a ver nos sensibiliza con el mundo que nos rodea, nos posibilita comprenderlo, interpretarlo y dejarlo entrar en nuestro interior; y a partir de ese momento generar imágenes que permanecerán en nuestra memoria y que formarán parte de nosotros.
Dibujar es
interpretar y pensar lo que vemos, y en este proceso vamos profundizando y
comprendiendo lentamente los objetos que forman nuestro entorno, la incidencia
de la luz y la distancia que nos separa de ellos, para que esto suceda, dibujar
implica contemplar el mundo. La contemplación no puede ser realizada de forma
rápida o superficial, sino que requiere del análisis y la reflexión sobre el
objeto que estamos dibujando; además, la contemplación no es una mirada
dispersa o pasiva, expuesta a la acumulación de imágenes sino que implica
preguntarse los porqués de las cosas que miramos, intentando reconstruir el
proceso que las generó, comprenderlas, hacerlas nuestras y posteriormente
convertirlas en pensamiento.
Otra propiedad que
nos permite el ejercicio del dibujo es aprender a pensar. En este caso, pensar
es establecer un dialogo con nosotros mismos buscando la evolución y la
maduración de las ideas a través de un croquis, que no es otra cosa que una
idea desarrollada gráficamente. Este croquis trazado sobre un papel, nos
permite sacar afuera lo que podría ser un posible edificio y poder observarlo desde
el exterior para exponerlo a la critica y así modificarlo, mejorarlo o
rechazarlo para luego reemplazarlo por un segundo croquis superador, en el que
se pueda constatar que nuestro pensamiento y nuestras intenciones están
circulando hacia la dirección que realmente nos interesa.
Gracias a esta
manera crítica de abordar nuestro trabajo, podemos conectarnos con nuestros
propios pensamientos y permitirnos lograr su evolución, que va a estar
íntimamente vinculada a nuestras posibilidades de dibujar, por esta razón es
tan importante saber expresarse fluidamente a través del dibujo.
Gabriel Buda, Arq.